El pantano asesino

Que un caimán le arrancara el brazo fue el principio de una odisea de tres días para este hombre

- Derek Burnett

Las estrellas brillan e iluminan el lago Manatee de Florida, mientras un hombre cruza su oscura superficie nadando de espalda. Agotado y frustrado por su lento progreso, está decidido a nadar toda la noche, si es necesario. De pronto, es sorprendido por una intuición casi animal que lo hace ponerse en guardia y girar hacia el lado izquierdo. A menos de un metro lo acecha la forma inconfundible de las fauces de un caimán, con con un rasgado ojo iluminado a la luz de las estrellas. El hombre se gira boca abajo y coloca los brazos hacia adelante para nadar, pero el animal ataca, atrapando su antebrazo derecho entre sus colmillos. El depredador gira su poderoso cuerpo y le arranca el brazo a la altura del codo. Por un momento, todo se vuelve negro para él. Luego, sujetando firmemente a su presa, el reptil se sumerge para ahogarla en las silenciosas y oscuras profundidades del lago.

PARA ERIC MERDA, las últimas dos semanas habían sido una larga y penosa lucha. Padre de siete hijos, este hombre de 43 años siempre había tenido dificultades -adicciones, peleas callejeras, problemas con la ley- pero parecía que las cosas iban mejorando. Para empezar, por fin había aceptado que la relación con la madre de cinco de sus hijos había terminado. Además, había comenzado a percatarse de lo peligrosas que eran algunas de sus amistades. Inteligente, creativo y espiritual, se autoreconocía como un tipo raro, y sabía que estaba recorriendo el camino equivocado.