DE ALTOS VUELOS

Seis jets, cada uno pilotado por su propietario, en una aventura de 42 días y 17,000 millas náuticas a través de Oriente Medio y los Himalayas: definitivamente no es el viaje en grupo de tus padres.

- Michael Verdon

Jerri Durbin saliendo de su Embraer Phenom 300 en Múnich, una escala en ruta hacia Bodrum, Turquía. En la página opuesta: En vuelo sobre los Balcanes.

EN ALGÚN LUGAR sobre el aparentemente interminable desierto de Arabia Saudita, atravesamos una turbulencia que me hace aferrarme con fuerza a los lujosos asientos de cuero del Phenom 300 de Lance Mortensen.

No soy un pasajero nervioso, pero el aire turbulento no se detiene. Hace cien millas, los pozos de petróleo eran señales de civilización, y hace rato que desaparecieron. Afuera, por ambas ventanas: arena hasta donde alcanza la vista. Hacía 40 grados centígrados cuando salimos de Luxor, Egipto, y sin duda aquí hace aún más calor. ¿Las probabilidades de sobrevivir si caemos? Probablemente no muy altas.

Pero para Lance, quien pilota la aeronave, y su esposa Natasha, encargada de las comunicaciones, es un día normal. Él y sus compañeros pilotos cuentan una historia sobre haber sido víctimas de un engaño de GPS, probablemente por parte del ejército ruso, mientras sobrevolaban el mar Negro el año pasado. Los instrumentos mostraban que estaban sobre África, pero los aviones estaban claramente en Asia Central. Mi imaginación hiperactiva me lanza advertencias: fallo del motor, error del piloto...