DAVID CORENSWET ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, jes Superman!

Ni vuela ni tiene ningún otro superpoder. O sí. Porque quien se ha convertido en la nueva imagen de la 'eau de toilette' The Scent For Him de Boss ostenta la grandeza de ser un superhéroe de palabra. Charlamos, en exclusiva, con el nuevo Hombre de Acero: todo un superhombre comprometido con su tiempo

-  JUANJO MADRIGAL

En Apocalípticos e integrados (Lumen), Umberto Eco dijo de Superman que puede “ser visto como el representante de todos sus similares”.

Superman es como el héroe contemporáneo salido de un cómic y no del protagonista de la Odisea de Homero. Más bien podría estar considerado como un inmigrante que trae luz a un mundo nuevo, el hombre gris que demuestra que somos más que lo que vemos en la superficie y que todas las personas, sin importar lo fuertes que sean o que estén, tienen debilidades. La de este superhéroe –o superhombre, según se mire– es una ingeniosa alegoría para todo. Porque los personajes mitológicos son universales. Desde la historia de Moisés en el Antiguo Testamento hasta esa representación del estilo de vida americano. Las diferentes encarnaciones en la pantalla del Hombre de Acero pueden verse bien como una comercialización de la leyenda o bien como esa sed insaciable que tiene el hombre de nuestro tiempo por dar con un mesías contemporáneo.

David Corenswet (Filadelfia, EEUU, 1993) no es exactamente un tipo que pase desapercibido. Tiene rasgos clásicos bastante llamativos: una quijada y unos pómulos muy marcados, un físico hercúleo del que hasta él mismo se sorprende: “Antes de empezar a rodar, pesaba 108 kilos. En muy poco tiempo descubrí que no entraba en ninguno de mis pantalones”. A diferencia de otros ‘supermanes’, es muy alto –mide 1,93 m– y su pelo, anillado, revela ese tinte de color negro que todavía conserva por exigencias del guion. Su Clark Kent, su Superman, aterrizará en la gran pantalla este verano con un azabache que resalta, aún más si cabe, lo luminoso de sus ojos azules.