El cónsul de Sodoma

Un biopic de una poeta célebre que consigue trascender la anécdota y ahondar en el misterio lleva a escribir un poema

- Luis E. Parés

Jordi Mollà y Alfonso Begara, en una secuencia de la película El cónsul de Sodoma, de Sigfrid Monleón.

El cine español no ha recurrido mucho al género del biopic, usándolo casi siempre para unos fines políticos que ahora se ven lejanos y caducos. Durante el franquismo se realizaron algunos, como el retrato de Albéniz en Serenata española o Ramón y Cajal en Salto a la gloria, pero ambas figuras eran mostradas como pruebas del genio de lo español. En la Transición hubo panegíricos de otras figuras inequívocamente políticas como Companys o Sabino Arana. En fecha más reciente se naturalizaron los biopics, con producciones televisivas tendentes al amarillismo, como la miniserie Mi gitana, sobre Isabel Pantoja.