Una fiesta para decir 'adiós"

En Tótem la mexicana Lila Avilés recurre a los ojos de una niña para contemplar la muerte sin caer en excesos dramáticos

- Nando Salvá

Lo que sucederá por la noche en la casa donde transcurre casi toda la acción de Tótem es, sin duda, una fiesta de cumpleaños; lo dejan claro los preparativos que tienen lugar durante el día: se cocina, se decora, se elige vestuario, se discute, se corretea. Pero también, en buena medida, es un funeral. El homenajeado, que no sale de su habitación, está enfermo y no le queda mucho tiempo de vida, y sus seres queridos usarán velas, serpentinas y pastel para decir lo que no pueden expresar con palabras. Y entre el bullicio se mueve silenciosa la pequeña Sol (Naíma Sentíes), ansiosa por encontrarse con su padre y felicitarle. "Yo fui madre muy joven y, en cierto modo, he hecho esta película porque necesitaba volver a mi niñez", explica la mexicana Lila Avilés sobre su decisión de poner a una niña de 7 años en el centro de su segundo largometraje.