Los que se quedan - LECCIONES DE VIDA (EN NAVIDAD)

20 AÑOS DESPUÉS DE 'ENTRE COPAS", Alexander Payne (NEBRASKA') SE REENCUENTRA CON Paul Giamatti EN ESTA HISTORIA SETENTERA SOBRE HÉROES SENCILLOS

- Irene Crespo

Cuando Alexander Payne tenía nueve o diez años se pasaba las tardes en el cine cercano a su casa en Omaha, Nebraska. Allí se convirtió en el cinéfilo que hoy sigue siendo, aunque el cine como oficio no se lo planteó hasta mucho más adelante. En medio se le cruzó la carrera de Derecho, obligado por sus padres, pero en San Francisco, en la primavera de 1983, cuando vio por primera vez Los siete samuráis, de Kurosawa, en la sala oscura del Castro Theatre, se dio cuenta de que tenía que apuntarse a la escuela de cine. Cuatro décadas más tarde, estrena su octavo largometraje, Los que se quedan, con el que, tras el traspiés (o su película peor recibida) de Una vida a lo grande (2017), vuelve a recoger las buenas críticas que su cuidada carrera ha ido acumulando (Election, Entre copas, Los descendientes, Nebraska…).

Hablar de Alexander Payne y con Alexander Payne es hablar de cine. En sus entrevistas, ruedas de prensa o presentaciones siempre regresa a sus recuerdos cinéfilos: a esa primera vez que vio Viridiana en los 80, cuando vivía en España (de donde conserva un respetable español), a la primera vez de Tiempos modernos… No es de extrañar, por eso, que el origen de Los que se quedan también se encuentre en su cinefilia. Y, después, toda su concepción y proceso también se construyó a partir de filmes que adora. Hace más de una década, en un Festival de Telluride, Alexander Payne entró a ver una restauración de