FINCHER EN LA MENTE DE UN SOCIÓPATA

MICHAEL FASSBENDER ENCARNA AL ENÉSIMO ASESINO A SUELDO CINEMATOGRÁFICO, AUNQUE EN VEZ DE GABARDINA Y FEDORA TIENE EL LOOK DE UN TURISTA ALEMÁN Y ESCUCHA A THE SMITHS

- Nando Salvá

Sobre el papel, la primera pregunta que cabe hacerse sobre un nuevo largometraje protagonizado por un asesino a sueldo llamado El asesino es: ¿hace falta? Después de todo, como demostramos unas páginas más adelante, a estas alturas el cine ha dedicado numerosísimas ficciones a profesionales de ese ramo, y John Woo hasta dirigió una con el mismo título en 1989. Antes de contestar, eso sí, consideremos que su director es David Fincher, que su guion lo ha escrito Andrew Kevin Walker -a partir de la novela gráfica homónima del francés Alexis ‘Matz’ Nolent-, y que la primera colaboración entre ambos dio como resultado nada menos que Se7en (1995). ¿Cómo no va a hacer falta?

“Creo que Popeye el marino estaba en lo cierto cuando dijo: ‘Soy lo que soy’”, murmulla el personaje titular (Michael Fassbender) al principio de la película, totalmente en serio. Y, con toda la intención, casi nada de lo que sucede después nos ayuda a aclarar qué o quién exactamente es este tipo. En primer lugar porque no tiene un nombre real, tan solo una serie de alias plagiados de teleseries estadounidenses de hace décadas; su nombre no importa porque su identidad es algo mutable, supeditado al aeropuerto que esté abandonando o en el que acabe de aterrizar cuando se le pregunte. En segundo, porque todo él es puro distancimiento existencial, como el imperturbable samurái que Alain Delon encarnó en El silencio de un hombre (1967). La diferencia es que él no viste gabardina y fedora sino el atuendo propio de un turista alemán; en sus propias palabras, es lo mejor para pasar desapercibido, porque “nadie quiere hablar con un turista alemán”.