MON DIEU, MONDRIAN

Ochenta años han pasado desde que nos dejara Piet Mondrian, el genio que rompió las reglas del arte moderno con sus geometrías. Gran bailarín, apasionado besador y excéntrico personaje, descubrimos su cara más desconocida.

- ARANTXA NEYRA

“La gran mayoría conoce su arte e intuye su búsqueda de lo absoluto, pero su vida sorprenderá al gran público”, afirmó el escritor Nicholas Fox Weber sobre Piet Mondrian, cuya biografía, titulada “Su vida, su arte, su cuestionamiento de lo absoluto”, acaba de publicar. “¿Cuánta gente se imagina a Mondrian como un bailarín de salón empeñado en dominar los últimos pasos, yendo a salas de baile en los Países Bajos de joven, a clubes de jazz en Nueva York al final de su vida y sorprendiendo a sus parejas? Algunas lo encontraban forzado y torpe; otras, fluido y solvente, pero nunca tímido; incluso era conocido por bailar solo en su estudio”.

Estas son algunas de las pinceladas inéditas del genio del arte abstracto que nació en 1872 en Amersfoort, Países Bajos, en el seno de una familia de tradición calvinista. Allí pronto comenzó a mostrar su interés por el arte, pintando granjas holandesas y dunas.