TAMARA FALCÓ

HERENCIA NATURAL. RECUERDA SUS PRIMEROS VIAJES COMO UN REGALO, EN MARBELLA DE VACACIONES O EN MIAMI VISITANDO A SUS HERMANOS. DISEÑADORA DE MODA Y PRESENTADORA DE TELEVISIÓN, LLEVA CON LA MAYOR NATURALIDAD POSIBLE SER HIJA DE CARLOS FALCÓ E ISABEL PREYSLER. DEL PADRE HA HEREDADO EL AMOR POR LA NATURALEZA Y DE LA MADRE, SU INCONFUNDIBLE SONRISA.

- JAVIER DEL CASTILLO

La vida de la marquesa de Griñón no es para nada un cuento de hadas. El pasado 2020 fue un año muy duro para ella, en el que perdió a su padre, Carlos Falcó, a su tío Fernando y a un cuñado. Pese a las desgracias, a sus 39 años, Tamara mira al futuro con optimismo y con la ilusión de conocer otros mundos y otras culturas. ¿Qué importancia tienen para usted los viajes?

Descubres con todos los sentidos otras culturas. Llegas a Marrakech y cambian los olores, los colores, la gente… Me resulta fascinante viajar.

¿Cómo recuerda sus primeros desplazamientos, de niña?

Mis primeros viajes fueron un regalo, íbamos a ver a mis hermanos en Miami. Me parecía un lugar maravilloso. Miami lo asocio a una casa familiar, a jugar y a pasear, y no pisé su playa hasta la adolescencia. También lo asocio al calor húmedo que se respira al llegar al aeropuerto. Ese calor y esa humedad me encantan. Otros viajes que recuerdo son los que hacíamos a Marbella, a donde llegaban mis hermanos de EE. UU. para estar todos juntos. ¿Qué recuerda de su etapa de estudiante en Estados Unidos y en la ciudad de Milán?

Cuando me llevaron a estudiar a Massachusetts, tenía 15 años. Caían unas nevadas tremendas, pero el otoño era increíble, de las cosas más bonitas que he visto: bosques espectaculares, con los árboles cambiando de color. En Milán lo pasé muy bien. Todas las mañanas pasaba por el Duomo, que es precioso. Italia me cae fenomenal y los italianos tienen un sentido de la estética muy desarrollado.