Envíos – Indonesia

Esta pandemia que llenaba cementerios también vacío las calles, hasta cierto punto. La gente aún salía por lo elemental: festividades religiosas y entrega de alimentos.

- Por Cynthia Gorney. Fotografías de Muhammad Fadli

En este cementerio público, al este de Yakarta, se desocupó terreno exclusivamente para las víctimas de la COVID-19. Las cruces marcan los terrenos para los cristianos; las tumbas musulmanas están agrupadas debajo de marcadores que parecen pilares. Indonesia es hogar para 13 % de los musulmanes del planeta.

Los protocolos de distanciamiento desaparecen cuando se corre la voz: comida gratis y distribución de cubrebocas en una instalación militar en Yakarta. Con 273.5 millones de habitantes, la población de Indonesia es la cuarta más numerosa del orbe. Su economía, que crecía rápido antes de la pandemia, depende mucho de las actividades informales: personas autoempleadas con pocos recursos adicionales para costear comida y refugio.

LA PANDEMIA PARALIZÓ el mudik, la gran festividad indonesia donde los citadinos viajan al campo y las aldeas a visitar a sus familias. La población musulmana de Indonesia es la más grande del mundo, y el mudik del Ramadán es masivo. En un año normal, cuando el mes de ayuno diario se acerca a su fin y es tiempo de celebrar, el fotógrafo Muhammad Fadli viaja con su esposa e hija en su camioneta y desafía el tráfico para salir de la capital, Yakarta. El trayecto a la ciudad natal de Fadli exige 36 horas por carreteras sinuosas y un ferri, pero ahí viven sus padres. Fadli es su único hijo.