Martin Scorsese – El lobo de Hollywood en México

Las salas del MARCO son ahora capillas de un templo para adorar al profeta estadounidense del cine, confirmado como tal por afectuosas cartas que le dirigen Jean-Luc Godard, Robert Bresson, Nagisa Oshima y otros integrantes de una gran constelación de genios cinematográficos.

- Por Alonso Díaz de la Vega

Martin Scorsese no dibuja muy bien. En uno de sus storyboards aparece un humanoide concabello de mohicano que, ya filmado, se convertiría en una de las muchas imágenes icónicas de Taxi Driver (1976). Más para orientar a sus directores de fotografía que para crear obras maestras, estos dibujos mostrados en la exposición dedicada a Marty en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) son prueba irrefutable de una imaginación puramente cinematográfica que visualiza y escucha lo que aún no se ha filmado.

Los guiones con diálogos rayados, llenos de sugerencias e ideas para su composición visual, también muestran el control que tiene el maestro estadounidense sobre sus narrativas: lo que no se ajusta a su visión, o cambia, o se va. Explicada mediante fichas que hablan de la hermandad, la violencia y las relaciones entre hombres y mujeres, la concepción que tiene Scorsese del mundo y del cine también se ve en más de 170 objetos, muchos de ellos pertenecientes a su colección personal. Algunos, como un storyboard que dibujó a los once años para una épica romana que aún no ha hecho; o las cartas que Travis Bickle –el inolvidable De Niro en Taxi Driver– le escribe a Iris o a sus padres. Cada uno de los objetos que conforman