Los sacrificios de ¡madre!

Las ideas detrás de una de las cintas más polémicas y agobiantes del año dejan claras las obsesiones de su director Darren Aronofsky.

- Sergio López Aguirre

"Todas mis películas anteriores pasaron por un periodo de gestación de varios años en mi mente”, escribió Darren Aronofsky en la Declaración del Director que acompañó a ¡madre!, su nuevo filme, en el pasado Festival de Venecia donde fue abucheada por algunos. “Pero el guion de ésta lo escribí en cinco días. En menos de un año ya estábamos rodando”. Después de Noé, una épica colosal de efectos visuales impresionantes y un presupuesto de $125 MDD, el director neoyorquino quiso ir en una dirección totalmente opuesta: algo que representara un reto artístico pero no logístico como lo fue su historia bíblica –para la que construyó un arca de tamaño real en las afueras de Manhattan–. Su primera idea fue una historia para niños. Su intención era retratar su juventud al sur de Brooklyn, pero tuvo algunos problemas con aquella. “No podía avanzar, no sabía cómo… y, después, pensé en una idea que tenía flotando en la cabeza”. Esto le dijo a un grupo de cuatro periodistas a quienes convocó a mediados de agosto para mostrarles la cinta. ¿Por qué a un grupo tan pequeño? Porque el cineasta de 48 años no quería que nadie supiera nada de ella hasta que no se sentaran a verla. Según lo explicó Vulture en su crónica de aquel encuentro, “Aronofsky no quiere que sepas cómo, exactamente, es que llevará tus emociones al límite. Pero lo hará”.

Polarizante y frecuentemente comparada con El bebé de Rosemary