TOTALCO, DONDE LA DISPUTA POR EL AGUA CADA DÍA ESTÁ A PUNTO DE DESBORDARSE

Campesinos de este municipio veracruzano llevan casi 20 años luchando contra la contaminación de sus acuíferos, la sobreexplotación de pozos y el huachicoleo del agua, cuyos responsables, terratenientes adinerados y empresas transnacionales, actúan bajo el cobijo de la Semarnat, Profepa, gobiernos estatales y de la Conagua, entidad gubernamental que durante 50 años ha negado títulos de agua a los ejidatarios aduciendo que la Cuenca Libres-Oriental está en veda, no así para las megaempresas que se instalan en esas tierras.

- GABRIELA HERNÁNDEZ

TOTALCO, Ver.– En esta localidad las parcelas de ejidatarios y de terratenientes se pueden distinguir unas de otras a simple vista: las primeras son como desiertos donde los pies se hunden en la arena suelta y las tolvaneras se levantan a cada minuto, mientras las segundas son amplias extensiones con plantíos que reverdecen.

Es pleno mediodía y el pivote de riego tecnificado gira sobre los sembradíos de papa, pese a que la temperatura ronda los 35 grados y el viento sopla con fuerza.

“Claro que el agua se desperdicia así, se evapora, se la lleva el aire; a ellos les sobra lo que a nosotros nos falta”, dice el ejidatario Jesús, quien muestra cómo, a unos metros de esas extensas plantaciones que prometen cosechas abundantes, las parcelas campesinas se mantienen estériles desde hace cuatro años. “Ni una mazorca hemos podido cosechar”, se queja. El contraste es como el día y la noche.

Hay terrenos en peores condiciones, como los que se encuentran frente a la planta de Granjas Carroll (GC) y que por años fueron regados con aguas tratadas que la productora de cerdos “donó” a los ejidatarios. Ahora son salitre donde ninguna semilla germina.

Hasta mediados de junio último seguía sin llover. Los ejidatarios de San Antonio Limón Totalco ya no tenían pasturas, por lo que debían caminar con sus rebaños hasta cinco kilómetros en busca de zacatones para evitar que los animales murieran de hambre.

En Granjas Carroll (GC) hay un pozo profundo para cada una de las megagranjas, donde los trabajadores limpian los corrales con chorros de agua y bañan dos veces al día a los miles de cerdos, mientras los ejidatarios están perdiendo una a una las pocas vacas, borregos o burros que les quedan, refiere Jesús.