LAS PIEDRAS DEL SABIO

¿COMO CONSTRUIR CASAS PARA RICOS Y POBRES EN ÁFRICA? EL ARQUITECTO ESTRELLA FRANCIS KÉRÉ TIENE LAS RESPUESTAS

- Heinrich Wefing

EN UN RADIANTE miércoles en Burkina Faso, Francis Kéré intenta escapar.

Acaba de dar una conferencia para arquitectos y le han ovacionado en la blanca carpa climatizada, pero ahora quiere seguir su camino. Sin embargo, no lo logra: se le acercan un montón de personas que quieren decirle unas palabras, estrecharle la mano, hacerse un selfie con él, uno tras otro.

Francis Kéré, de 58 años, perteneciente a una familia de 14 hermanos, arquitecto en Berlín, alto y delgado con un rostro casi juvenil, es probablemente la persona más famosa de Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo.

En 2022, Kéré fue galardonado con el Premio Pritzker por su "sensibilidad cultural" y por la "dignidad construida" de sus obras. El Premio Pritzker es el más alto honor que puede recibir un arquitecto a nivel mundial. Lo suelen recibir hombres de entre 70 y 90 años.

Solo cinco mujeres han sido premiadas. Y nunca lo había recibido un arquitecto africano. Un punto ciego del tamaño de un continente. Hasta ahora. Hasta Francis Kéré.

Hoy está entre los grandes. Y eso que no ha construido ni rascacielos, ni torres, ni museos en Londres, Lisboa o Los Ángeles. Es famoso por sus escuelas en África y por la "Aldea de la Ópera" que construyó hace años con el director alemán Christoph Schlingensief.

"¡Valor! ¡Valor! ¡Valor!", gritó Kéré al despedirse en la sala. "¡Tened valor!"

No quería limitarse a decir: vosotros, los occidentales, tenéis la culpa de que seamos pobres. Eso le parecía insuficiente. Demasiado simple.

"Tienes que ensuciarte las manos", dijo Kéré, con un tono que indicaba que lo había dicho muchas veces antes, "si no te ensucias las manos, nunca encontrarás oro."

La carpa vibraba de entusiasmo.

"Y si no encuentras oro, tienes que excavar más hondo."