La revolución de reparar

Vuelven los arreglos como solución a nuestra cultura de usar y tirar

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FLORA COLLINGWOOD-NORRIS estaba jugando con su nuevo cachorro, mientras llevaba su hallazgo favorito de segunda mano: un jersey de cachemir rojo coral. Su perro, mezcla de caniche, dio un brinco, agarró su manga y la rasgó haciendo varios agujeros en ella con sus afilados dientes.

Flora, de 37 años, no estaba dispuesta a deshacerse de la prenda. "Soy incapaz de tirar una prenda bonita porque tenga un agujero", explica. Como diseñadora de punto en Escocia, estaba acostumbrada a hacerse sus propios jerséis, pero después de ver los agujeros que había hecho el perro, decidió remendarlo. Empezó a leer un libro sobre el tema sobre la innovadora frugalidad que emergió durante la II Guerra Mundial.

En lugar de intentar hacer un arreglo lo más pequeño posible, decidió hacer "un remiendo visible", una tendencia en el arreglo de prendas que deja un parche intencionadamente evidente. Las costureras añaden flores, brillantes cuadros tartán u otros pequeños dibujos a las prendas dañadas. "Cada vez que haces un arreglo tienes una nueva prenda en tu armario", afirma Flora.

Empezó a arreglar otras cosas, incluido un agujero en la tapicería del amplio sillón rojo en el que se sentó durante nuestra entrevista en vídeo.

Nos hemos acostumbrado a sustituir las cosas en lugar de repararlas, y los desperdicios se acumulan. En todo el mundo se desechan 92 millones de toneladas de prendas cada año. Los residuos electrónicos se estima que representan 50 millones de toneladas anuales en el mundo.