BUENAS VISTAS

Una familia viaja por el mundo antes de que los hijos pierdan la vista por una extraña enfermedad genética

-  Lisa Fitterman

Los hermanos Pelletier (en la foto, en Namibia) viajaron a 13 países a lo largo de un año.

LA cara de Laurent Pelletier muestra asombro y horror mientras mira fijamente al grillo carnívoro que acababa de aterrizar delante suyo sobre la mesa del picnic. El niño está de acampada con su familia cerca del Cañón del Río Fish, en Namibia, al suroeste de África.

El insecto, amarillo y verde claro, tiene un collar con picos y seis flacas patas en posición de boxeo. Es del tamaño de la mano del niño de cinco años.

-¿Podemos comérnoslo? -le pregunta a su madre, Edith Lemay.

-No creo- contesta ella riendo.

-¿Puedo llevarlo como compañero?

-No, pero conocerás a más.

Y así fue: Laurent los conoció una y otra vez durante los primeros meses del viaje de un año por África, Asia y Oriente Medio con sus padres y sus tres hermanos mayores, Mia de 12 años, Léo de 10 y Colin de 7. Grillos de matorral, grillos de tierra, grillos bebé, grillos cuyo sonido los acompañaba de noche; se convirtieron en talismanes, en parte de una serie de encuentros durante los que los niños vivieron el mundo en tecnicolor y sonido envolvente. Una colección de recuerdos: montando a caballo por las verdes estepas de Mongolia, navegando en kayak por el mar azul de Camboya, acampando bajo los elevados picos rojos de Namibia y volando en globo sobre el paisaje marrón y lunar de Turquía.