Dirección sibarita

Hay alojamientos que simplemente se visitan. Conservatorium Hotel Ámsterdam es uno de aquellos sitios que se viven, se sienten y se recuerdan gratamente.

- Por Ricardo Alonso

EN EL BARRIO DE LOS MUSEOS en Ámsterdam, justo enfrente del dedicado a Van Gogh, se erige la imponente edificación que fue un banco estatal en el siglo XIX, posteriormente el conservatorio de música Sweelinck y, finalmente, un recinto que tiene todo lo que se espera de un prestigioso hotel europeo, pero con una personalidad excepcional.

Su transformación a hotel fue orquestada por el renombrado arquitecto italiano Piero Lissoni, quien supo respetar la arquitectura original e incorporar un diseño moderno. Desde el momento en que cruzas el umbral y ves el atrio central —un espacio lleno de luz natural, con estructuras de cristal y acero que flotan como esculturas sobre los muros históricos— entiendes que estás en un lugar donde el diseño no es solo decoración, sino una declaración.

El Conservatorium cuenta con 129 habitaciones, incluyendo 64 suites de siete categorías, distribuidas en ocho plantas. Algunas conservan los techos altos y las ventanas arqueadas originales, otras ofrecen vistas a los tranquilos patios interiores o a los tejados de la ciudad.