Más que reinas

Klaudia Reynicke nos muestra una historia visual que atraviesa los colores y emociones del ser humano.

- INÉS FODZ

Klaudia Reynicke se fue del Perú a los diez años. Con ella; su maleta, su madre y la incertidumbre de no saber qué le esperaba en su nuevo hogar. No se imaginó que, décadas más tarde, su tercer largometraje Reinas sería elegido para representar a Suiza (país que la acogió) en la carrera por el Oscar a mejor película internacional. Klaudia fue una niña que, como muchos, vivió ese paréntesis psicológico que se crea cuando tienes una fecha de partida y sabes que el presente solo durará hasta que te vas.

Esa es, a grandes rasgos, la premisa de Reinas, la premiada película que Klaudia escribió y dirigió inspirándose en su propia historia, una que puede sacudir y conectar de maneras inesperadas y profundas con las personas que se sienten a verla. Dentro de sus distinciones, encontramos su paso por el festival de Sundance (siendo la primera participación de Suiza), el premio a mejor película en la sección Generation K de la Berlinale, el premio del público del Festival de Locarno y, obtenido el mismo día que este último, el premio a mejor guion del Festival de Cine de Lima, ademas de que, para cuando este artículo se está escribiendo, se ha anunciado a la actriz y activista Jessica Alba como una de sus productoras ejecutivas, lo que también la pone en la mira de Hollywood.

En Reinas conocemos a Elena, una madre separada y sus dos hijas, Lucía y Aurora, quienes en los años 90 están a pocos días de irse de un Perú golpeado por el terrorismo, la violencia y la crisis económica. El último documento que necesitan para poder salir del país debe ser firmado por Carlos, el padre ausente de las niñas que ha reaparecido de pronto, buscando recuperar el tiempo perdido. En palabras de la directora, la película “cuenta la historia de una familia que ya no lo es y que se vuelve, nuevamente, una familia poco antes de una gran separación”.