La intuición del arte

Olga de Amaral: la artista que reinterpreta la vida y el color a través del fiber art.

- MIGUEL MESA

OLGA DE AMARAL está sentada de espaldas, usando un vestido plisado negro de Issey Miyake de los años setenta. Con pliegues más profundos, satinados y espesos que los que se fabrican hoy, evoca una elegancia vigente que recuerda a los peplos, columnas jónicas y arquitecturas contemporáneas. En París, su exposición en la Fondation Cartier pour l'Art Contemporain resume más de cincuenta años de trabajo, misma que estará abierta hasta el 16 de marzo de 2025. En Bogotá, Olga está acompañada por su esposo Jim, su asistente Margaret y Homero, el perro de la pareja. Nos reciben con café y pan de yucas en su casa del barrio Quinta Camacho, que originalmente albergaba el showroom de Taller Amaral en el primer piso y el taller de proyectos personales en el tercero. Hoy, la casa es un espacio de recepción y exhibición de sus obras.

En Taller Amaral, Dora y Pilar, colaboradoras de Olga, trabajan en un espacio iluminado por ventanales, con dos mesas tipo caballete: una con materiales y otra con un textil azul oscuro en proceso. A la izquierda, un marco de madera para telar en vertical descansa en desuso. Las ventanas están decoradas con paneles de polipropileno, fotos de exposiciones y muestras de hilos, junto a una hoja seca de Yarumo y una imagen de la Virgen. Olga interrumpe el sonido del radio para pintarse los labios de rojo y comenta: “Hay que ponerle color a la vejez”. Ha llenado de color todas las etapas de su vida, impulsada por el humor e imaginación de Jim, su esposo durante más de 67 años. Tras algunas fotos, nos sentamos a conversar.