MUNDO DE FLORES Y MÁS COLORES

Takashi Murakami habla de su colección de reediciones de Louis Vuitton: "Han pasado 20 años en un abrir y cerrar de ojos".

- Ashley Ogawa Clarke

Takashi Murakami tiene el tipo de energía infantil que solo se adquiere con la edad y la sabiduría. Este prolífico artista, mitad genio loco y mitad niño curioso, es uno de los nombres más importantes en su campo y, con su esperadísima colaboración con Louis Vuitton, que llegó a tiendas en enero, ahora es uno de los nombres más importantes de la moda.

En retrospectiva, la primera colaboración del artista con la firma de artículos de piel para primavera-verano de 2003, fue un momento decisivo. Fue pionera en la difusión de la alta moda en todos los ámbitos de la cultura pop y la difuminación de las fronteras entre creatividad y comercio que aún definen a la industria hoy en día. Las flores sonrientes y las criaturas de dibujos animados que salpicaron las bolsas con monograma de la marca, llegaron en un momento en que este tipo de colaboraciones estaban de moda y antes de que el término “kawaii” hubiera entrado en el léxico de la moda convencional.

“En aquella época no sabía nada de moda”, explica a Vogue, hablando por videollamada desde su enorme estudio, que parece un almacén, en Saitama, al norte de Tokio, con miembros de su personal deambulando en el fondo. “Durante los primeros cuatro años, más o menos, visitaba la sede de Louis Vuitton con bastante frecuencia, así que recuerdo que fue una experiencia de aprendizaje para mí sobre cómo se construye una marca”, dice, mientras se acaricia la barba plateada. “Esos 20 años han pasado en un abrir y cerrar de ojos”.