CINE DE MIEDO (AL CINE)

A VECES, LA CÁMARA SE MIRA A SÍ MISMA Y SE ASUSTA: HACER PELÍCULAS ES LA PREMISA DE FILMES ESPELUZNANTES. ANACONDA ES OTRO RODAJE DE TERROR

- POR Yago García

EL FOTÓGARFO DEL PÁNICO Michael Powell, 1960

Hitchcock lo sabía, y Powell también: muchas películas de terror, por no decir todas, nos convierten en cómplices silenciosos. Otra cosa es que el público y la crítica estén dispuestos a aceptar esa verdad, como prueba el hecho de que el director de Las zapatillas rojas pagase un alto precio por atreverse a mostrarla en la pantalla. Las malas reseñas, las embestidas de la censura y una distribución que relegó el filme a los circuitos de serie B hicieron necesarias las apologías de Martin Scorsese y Laura Mulvey para desenterrar esta historia sobre un currante del cine (Karlheinz Böhm, el emperador de Sissi) arrastrado al voyeurismo homicida, con una cámara tuneada como arma, por una mezcla de traumas infantiles y ambición artística. Tan espléndida en lo visual como de costumbre en su autor, El fotógrafo del pánico marcó el camino a seguir por muchas películas de este informe.

HOLOCAUSTO CANÍBAL

Ruggero Deodato, 1980

Copias secuestradas por las autoridades, dos años de juicio por obscenidad en Italia, prohibiciones en el resto del mundo (incluyendo Reino Unido, donde le pilló la ola censora de los video nasties) y leyendas urbanas que aún colean: sumándose a la ola del terror antropófago iniciada por El país del sexo salvaje (Umberto Lenzi, 1972) e inspirado por el periodismo sensacionalista que proliferó en su país durante los 'años de plomo', Deodato entregó la película