ARI ASTER TIENE MIEDO

EL DIRECTOR DE Midsommar VIAJA A NUEVO MÉXICO A PRINCIPIOS DE LA PANDEMIA PARA AUSCULTAR CON MUCHO HUMOR NEGRO LA HERIDA QUE PARTE EE UU POR LA MITAD

- POR Nando Salvá

Cada una de las películas de Ari Aster ha resultado ser más divisiva que la anterior. Y, en el caso de la que ahora estrena en España, esa característica es más bien una virtud que un defecto porque, después de todo, ¿qué otra cosa se le puede pedir a una obra que en última instancia intenta tomarle el pulso a un 'zeitgeist' infectado precisamente de polarización? En concreto, Eddington, se sitúa en los primeros meses de la pandemia de la COVID para reflexionar sobre cómo el virus destrozó cualquier atisbo de unidad en EE UU, y destruyó todo cuanto el país seguía teniendo de democracia basada en el consenso sobre las verdades más fundamentales. Por eso, decimos, es incluso lógico que la crítica norteamericana haya reaccionado frente a ella tachándola de propaganda anti-Trump y, al mismo tiempo, reprochándole que ponga el foco en las hipocresías de la izquierda con el fin de hacer reír a los reaccionarios. "Al hacerla no he querido quería vincularme a una ideología en particular o un único sistema de creencias, ese no es su objetivo", afirma al respecto el director neoyorquino. "Simplemente es una película sobre el presente en el que vivimos, sobre el epicentro de la división que amenaza el tejido de EE UU".

A través de sus películas, Aster se ha consolidado como un meticuloso escultor del tipo de pesadillas que echan raíces en nuestra mente y en nuestras entrañas, y que nos provocan las formas más profundas y perturbadoras de ansiedad, angustia y miedo. En su ópera prima, Hereditary (2018), se trataba del miedo a los efectos de una maldición demoníaca; en Midsommar (2019) lo causaba una secta escandinava carente por completo de escrúpulos y, por su parte, Beau tiene miedo materializaba todos los terrores que azotaban a su protagonista. Ahora,