La artista y la flor rota

La directora Céline Sallette nos invita a descubrir con su película Niki a una de las artistas del siglo XX, tan importante como desconocida

- Paula Hernández Platero

¿Pintan algo las mujeres en la historia del arte? Pintan, esculpen, tallan, disparan... A pesar de no ser nombradas con frecuencia en los libros y en las aulas, poco a poco parece que el celuloide empieza a fijarse en las mentes creativas más invisibilizadas. Ya estaban y están ahí, solo hacía falta mirar con otros ojos. Una de ellas fue Catherine Marie-Agnes Fal de Saint Phalle o, simplemente, Niki para los amigos. Nació en Neuilly-sur-Seine un 29 de octubre de 1930 y, siendo hija de dos banqueros, se podría pensar que tuvo una infancia fácil. Lo cierto es que su niñez estuvo marcada por el dolor: su padre abusaba sexualmente de ella y su madre deseaba que no hubiese nacido. Por si fuese poco, estudió en el ambiente represivo de un internado de monjas, pero fue aquí cuando un impulso artístico rabioso decidió manifestarse tiñendo de rojo los genitales de las estatuas del colegio. Como era de esperar, l