Crónica de un exilio anunciado

Antes de huir de Irán tras ser condenado a ocho años de prisión y flagelación, a Mohammad Rasoulof le dio tiempo a rodar La semilla de la higuera sagrada. Hablamos con el director

- Andrea G. Bermejo

¿Cuánto de La semilla de la higuera sagrada está basado en tus propias experiencias?

Esta película es el resultado de mis experiencias estos últimos años bajo la vigilancia de los servicios secretos, de los jueces, de los investigadores, de esa clase de personas. Y también de los vídeos que vi en redes sociales cuando salí de la cárcel, vídeos de gente anónima manifestándose.

¿Tuviste claro desde el primer momento que ibas a incluir esos vídeos sobrecogedores en el metraje?

Gran parte de la película sucede dentro de una casa pero yo quería mostrar lo que estaba pasando fuera, en las calles, en Irán. Al haber rodado clandestinamente, casi sin medios, no podía recrear estos vídeos. Pero, aunque hubiese podido, moralmente no quería hacerlo. Había tanta fuerza en estas imágenes que el cine hubiese sido incapaz de reproducirlas.

¿Hasta qué punto ese presupuesto reducido que implicaba hacer la película a espaldas de las autoridades influyó en la puesta en esecena?