LA LARGA TRAVESÍA

EL CINEASTA ITALIANO Matteo Garrone RECURRE A LA AVENTURA HOMÉRICA PARA MOSTRARNOS EL CONTRACAMPO DE LA CUESTIÓN MIGRATORIA

- Paula Arantzazu Ruiz

El Mediterráneo se ha convertido durante la última década en una trampa mortal que, naufragio tras naufragio, operación de rescate tras operación de rescate, deja en evidencia a la Unión Europea. Los datos no solo hablan por sí solos, sino que son extremadamente vergonzosos. Sin embargo, Yo Capitán, en la que Matteo Garrone aborda la cuestión migratoria, no pretende ejercer de acusación particular contra la actual gestión del flujo migratorio en Europa. Su misión es otra. Primero hablar “de las personas reales, sueños y familias” detrás de las cifras. “A veces nos quedamos solamente con el recuento de vivos y muertos”, se lamentaba el cineasta en el Festival de San Sebastián, donde la película se presentó en la sección Perlak para acabar alzándose con el Premio del Público al mejor filme europeo. Segundo, y en consecuencia, “ayudar a que los jóvenes occidentales se mentalicen, porque a menudo dan por sentado cosas que para ellos son muy naturales, mientras que para otras personas no es algo tan fácil”. Por último, y en tercer lugar, Garrone también aspira a que la cinta conciencie a los chicos del continente africano de los peligros agazapados en el viaje migratorio hacia Europa.

Con Yo Capitán, el director de El caimán (2006), El cuento de los cuentos (2015) o Dogman (2018) parece haber completado un recorrido iniciado hace casi tres décadas en las calles del extrarradio romano con Terra di mezzo (1996) y