Un nuevo amanecer para China

Se creía que las ruinas de esta ciudad eran parte de la gran muralla, pero son más antiguas. El reino de la fortaleza prosperó 500 años antes de la llamada “cuna de la civilización china”, al sur.

- Por Brook Larmer. Fotos por Li Lim, UCLA y National Geographic Screengrab

DURANTE DÉCADAS , los aldeanos de las colinas de la meseta de Loess, en China, creyeron que los muros de roca que se desmoronaban en la cercanía formaban parte de la Gran Muralla. Los restos de la estructura zigzaguean por esta región árida en el meandro norte del río Amarillo para marcar la frontera del dominio chino desde hace más de 2 000 años. No obstante, había detalles curiosos: los habitantes, y después los saqueadores, empezaron a encontrar discos, cuchillas y cetros de jade. La roca ornamental no es autóctona de esta zona de la provincia de Shaanxi –la fuente más cercana está a casi 1 000 kilómetros– y no era una característica conocida de la Gran Muralla.

Por su parte, arqueólogos chinos hallaron algo maravilloso: las piedras no eran parte de la Gran Muralla, sino las ruinas de una ciudad fortaleza. La excavación ha revelado casi 10 kilómetros de muros que rodean una pirámide y un santuario con murales, artefactos y pruebas de sacrificio.

Antes de que se suspendieran las excavaciones por la pandemia actual, se hallaron 70 esculturas talladas en piedra: monstruos y bestias antropomorfas que se asemejan a la iconografía posterior a la Edad de Bronce en China. Además, la datación por carbono determinó que partes de Shimao (se desconoce el nombre original) son de hace 4 300 años –casi dos milenios antes de la sección más antigua de la Gran Muralla– y 500 años antes de que la civilización china se asentara en la Llanura Central. Shimao floreció en esta región durante casi medio milenio, desde cerca de 2300 a. C. hasta 1800 a. C. Luego fue abandonada.