Toda Una Pionera

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- Laura Valdecasa

El negocio del automovilismo siempre ha sido considerado un mundo exclusivamente de hombres. Sin embargo, una mujer, Mary Barra, consiguió derribar por completo ese convencionalismo y convertirse en la presidenta mundial de General Motors (GM), la tercera empresa automotriz más grande del mundo. Nacida en Waterford, Michigan –una ciudad de gran tradición automovilística–, su padre, Ray Makela, trabajó en la planta de automóviles Pontiac, durante casi 40 años.

Ella entró en el negocio de la automoción siendo muy joven. Su primer trabajo fue en el Instituto General Motors de Michigan, como parte de un programa de cooperación. Gracias a este empleo, pudo costearse los estudios.

Después de graduarse como ingeniera eléctrica, Mary se casó con Tony Barra, del que adoptó su apellido. El paso siguiente fue estudiar Administración de Negocios en la Universidad de Stanford y regresar a General Motors a poner en práctica todos los conocimientos adquiridos.

ASCENSO MERECIDO

Una vez en la empresa, al poco tiempo, fue nombrada directora general de comunicaciones para América del Norte y, luego, jefa de una planta de ensamblaje de Detroit- Hamtramck, Michigan. Fue responsable de las áreas de ingeniería de manufactura, recursos humanos y desarrollo de producto, antes de asumir el liderazgo de la compañía, en enero de 2014. Se convertía, entonces, en la primera mujer en la historia al mando de un gigante automotriz de escala global.

UN ATERRIZAJE COMPLICADO