Una millennial en llamas

En solo seis años, Poppy Jamie tenía un próspero negocio de moda, programa propio en Snapchat y una vida social brillante en dos continentes, llena de celebridades. ¿Qué pasó cuando todo se vino abajo?

- Por Jennifer Savin. Fotografías Ruth Rose

Fue a comienzos de febrero del año pasado cuando la cámara del fotógrafo hizo clic al fondo después de que un artista de maquillaje esparciera finos polvos sobre mi frente. Ese día debía sentirme emocionada, alegre y llena de energía, pero mi estómago se enredaba como un paquete de nudos de macramé. Estaba en un gran escenario de Los Ángeles con mi mejor amiga, la actriz y modelo Suki Waterhouse. Nos conocimos en un club nocturno y seis años después lanzamos nuestra propia etiqueta de accesorios, Pop & Suki. Grabábamos un video promocional, pero mientras todo brillaba con colores dulces bajo las luces del estudio, por dentro me sentí más oscura que nunca.

En lo superficial, si me juzgaban por mis cuentas en las redes sociales, lo tenía todo: mi propia marca de moda, amada por Lady Gaga y Jessica Alba; el muy popular show Pillow Talk with Poppy en Snapchat, y una exitosa carrera como conductora a la que había dedicado mi sangre, sudor, alma y lágrimas. Pero la realidad era otra. Sentía mi cuerpo golpeado, en especial mi estómago, muy inflamado; un cuadro permanente durante los últimos meses, al punto de verme como embarazada. Me daban escalofríos y no tenía ni idea de lo que me pasaba. Finalmente, me dirigí a un médico de Urgencias, quien tomaba muestras de sangre, orina y saliva mientras me preguntaba sobre mi estilo de vida. Casi de inmediato tuve un inesperado diagnóstico: sufría de agotamiento suprarrenal. ¿Cómo pasó eso?, me pregunté.