Pinocho, Un Ballet Para Hablar Sobre La Rectitud Con Los Pequenos

Teniendo en mente un montaje, donde convivieran es-cenas terrenas y escenas mágicas, visibles en encan-tadoras apariciones de hadas azules que contrastaran con crueles batallas contra delincuentes gitanos; el coreógrafo Erick Campos se dio a la tarea de darle vida en la danza a un clásico de la literatura infantil, Pinocho, obra original de Carlo Collodi, trama para hablar sobre la rectitud con los pequeños.

- Janet Gomez

Mediante el trabajo de 33 bailarines en escena, Campos creó un ballet de gran formato, dividido en dos actos, donde la historia fue compilada para ofrecer a padres e hijos una visión muy interesante e innovadora de hacer las cosas correctamente, tal y como en la historia original de este muñeco de madera.

“Quería tener una visión contrastada entre escenarios mágicos y terrenales. Por ello, agregué un par de escenas: la del reino marino, cuando Pinocho rescata a Gepeto, y la de los gitanos, cuando se roban a Pinocho; que tampoco está en la versión original. Todo ello para crear este contraste”, destaca Campos, quien comenzó a planear el montaje desde 2011.

Luego de años de trabajo y una decena de retos, como el tener que diseñar su propio vestuario e incluso los telones para el teatro, Erick y la Compañía Capitalina de Danza llegarán al Centro Nacional de las Artes (Cenart), como parte del ciclo La ópera es puro cuento… y el ballet también.

“Es un honor llegar al Cenart bajo la selección y aceptación del público. Pinocho es una historia que lleva un mensaje de rectitud y es por eso que es relevante, ya que actualmente, con la tecnología se han dejado de lado muchos valores. El arte debe concientizar a las nuevas generaciones”, agrega Campos.

Este cuento clásico presentado en el formato de ballet no tiene ninguna tropicalización, más que un trabajo de síntesis de la historia original; enmarcado por la música original de Alexander Glazunov, elementos que se aderezan con efectos especiales y un colorido vestuario que alude al siglo XIX.