Machi, la actriz total

- Por Paula Ponga. Foto: Jau Fornés

Habla mucho, y muy rápido; es amena, tiene una bonita voz, casi siempre grave, que a veces se va a los agudos, y hoy es rubia con raíz oscura, aunque su color de pelo muta con frecuencia a demanda del personaje que tenga entre manos. Carmen Machi (Madrid, 1963) anda con el coxis fastidiado y barrunta que la causa ha sido el traqueteo del tractor que conduce en Villaviciosa de Al Lado, en el papel de una puta alegre en las antípodas de la amargada que interpretó en La puerta abierta, debut de Marina Seresesky. Esta última fue su compañera de reparto en las tablas en la potente Agosto. Y ahí tuvo como madre a Amparo Baró, que en La puerta abierta iba a ser de nuevo su progenitora. Finalmente, Baró, ya enferma, recomendó que el papel de madre fuera para Terele Pávez. Cine, teatro y televisión se mezclan constantemente en el discurso de Machi. No podía ser de otra manera cuando se tiene tanto ofcio detrás y se ha transitado por los tres medios (sus dos únicas incursiones televisivas, 7 vidas y Aída, son ya hitos de la fcción española). Y así hasta lograr ese artículo delante del apellido, la Machi, que, en su profesión, unge de respeto y poderío a un selecto cogollo de grandes: la Espert, la Sardà, la Baró, la Maura, la Molina, la Portillo... El Goya de Reparto se lo dio un fenómeno comercial (Ocho apellidos vascos