De visita a la mansión Croft

- Por Gabriela Damián

La cita era a las 16:30 en punto, debajo del antiguo reloj de la estación de trenes Waterloo. Los periodistas, venidos de Malasia, Brasil, Japón, Italia, España, Australia, Rusia y México, llegaríamos ahí desde el aeropuerto. Había que esquivar a la ocupada multitud londinense, concentrada en llegar a tiempo a sus encuentros del Merry Month of May, deseosa de disfrutar el sol del casi verano antes de que cayera la lluvia vespertina.

Al momento de nuestra llegada sabíamos que la nueva Lara Croft, encarnada en la sueca Alicia Vikander, sería una chica cool que comparte piso con sus roommates en el este de Londres. Al menos eso es lo que habíamos visto en los primeros avances de la nueva interpretación de la franquicia, alguna vez dominada por una poderosa Angelina Jolie. Sin embargo, el destino de nuestro viaje sería un entorno totalmente distinto: la tradicional campiña inglesa. Abordamos el tren que nos llevaría a nuestro hospedaje en Botley, un pequeño poblado ubicado al sur de Hampshire, condado de Inglaterra que vio nacer a Jane Austen y a Charles Dickens, y que es frecuentado por los vacacionistas locales.

Al día siguiente, luego de una hora de camino, llegamos a la propiedad de 5870 hectáreas que ha fungido como la residencia de los condes de Pembroke durante 400 años, quienes, por cierto, aún habitan la casa. La sensación de déjà vu en los visitantes no es gratuita: los jardines, fachadas e interiores han sido el escenario de películas como