TODOS SALEN GANANDO

Celebrar los triunfos de otros puede abrir paso a los propios

- Juli Fraga

CUANDO EUGENIE GEORGE se enteró de que su amiga había aprobado un examen de asesoría financiera, sintió un vacío en el estómago. Ella había suspendido ese mismo examen semanas antes y necesitaba el título para avanzar en su propia carrera.

“La niña que llevo en mi interior se sintió molesta”, recuerda George, escritora financiera y educadora de Filadelfia. Pero en lugar de dejar que la dominara la molestia, llamó a su amiga. “Le conté que había suspendido y admití que estaba celosa”, dice. George sabía que hablar con franqueza aplacaría la envidia, pero se sorprendió al advertir que, a raíz de esto, su actitud se transformó y pudo compartir la felicidad de su amiga y, luego, la suya propia.

“La felicité y le dije que me sentía inspirada por ella”, comenta.

Encontrar bienestar en la buena suerte de otra persona es lo que los científicos sociales denominan freudenfreude, un concepto (inspirado en el término alemán freude, que significa “alegría”) que describe la alegría que siente una persona cuando otro triunfa en algo, aunque no le involucre de manera directa.

LA EMPATÍA DESEMPEÑA UNA FUNCIÓN EN LA VIDA DIARIA. IMPULSA ACTOS DE AMABILIDAD, COMO AYUDAR A OTROS.

El freudenfreude funciona como aglutinador social, afirma Catherine Chambliss, profesora de psicología de Ursinus College en Collegeville, Pensilvania. Crea relaciones “más íntimas y agradables”.