NO MÁS DOLOR

La ciencia, cada vez más cerca de dejar atrás el dolor articular (¡por fin!)

-  Patricia Pearson

TAL VEZ LO HAYAS SUFRIDO por primera vez en una clase de yoga (¿desde cuándo la postura del perro causa tanto dolor en las muñecas?), o quizás hayas notado el crujido de tus rodillas cada vez que intentas girar durante tu partido semanal de tenis. Lo más probable es que se trate de artritis, un problema que no solo afecta a los "viejos" sino que suele entrar en escena entre los 40 y los 60 años.

El tipo más común de artritis es la osteoartritis, que suele ser consecuencia del desgaste en los cartílagos de las articulaciones tras décadas de actividad física. El cartílago es el tejido elástico que actúa como amortiguador de impacto y reduce la fricción entre los huesos. Tras años de desgaste, o de una fractura o dislocación, ese amortiguador puede endurecerse y deshacerse como una goma elástica seca, lo que provoca inflamación y dolor en toda la articulación (la palabra artritis viene del griego arthro, que significa "articulación", e itis, que significa "inflamación").

Dos tercios de las personas que sufren cualquier tipo de dolor articular reciben un diagnóstico de osteoartritis, también llamada artrosis. Según un estudio de la Sociedad Española de Reumatología, la prevalencia de artrosis en España es de casi el 30 por ciento, siendo la artrosis-cervical de un 10,10% y la artrosis-lumbar del 15,52%. Ambas son más frecuentes en mujeres y a mayor edad, así como en personas con niveles de estudios bajos y obesidad. La Organización Mundial de la Salud estima que 528 millones de personas en todo el mundo la padecen y se preve un aumento durante la próxima década a medida que la población envejece.