Una rara erupción

A pesar de un inquietante número de síntomas, los médicos la enviaron a casa

- Sydney Loney

ESTHER ERZAH NO podía permitirse el lujo de enfermar, y menos de algo contagioso. En 2021, esta mujer de 46 años tenía a su cargo una guardería habilitada en su casa en el Bronx, un barrio de la ciudad de Nueva York. También tenía cinco hijos propios de 12 a 19 años para atender. Pero durante un viaje a Carolina del Sur para la graduación de su hijo mayor en junio, comenzó a sentirse extrañamente débil. "Había caminado varias horas y hacía tanto calor que pensé que solo estaba cansada", comenta Erzah.

Un par de semanas y varios tests de Covid-19 negativos después, Erzah no había mejorado. No tenía energía, se sentía febril y le faltaba el aire. Esperaba que los síntomas fueran desapareciendo poco a poco.

En agosto, sin embargo, los ganglios linfáticos ubicados debajo de sus axilas comenzaron a inflamarse y le dolía constantemente la cabeza.

Además, en el costado derecho de su cuerpo desarrolló una escara, una ampolla de aspecto similar a un botón con centro negro y costra que podía ser causada por cualquier cosa, desde quemaduras hasta úlceras. Al principio pensó que se trataba de un granito o un forúnculo, pero en el transcurso de una semana una erupción de tono rojizo se sumó al cuadro. Erzah fue entonces de guardia al Hospital Montefiore.

Los médicos examinaron el absceso y le dieron antibióticos para prevenir una infección. Le mandaron tomar acetaminofén si tenía algún tipo de dolor y la enviaron a casa.