Fernando Savater

DESDE LA AUSENCIA DE SU MUJER, SARA, SE LE HAN QUITADO LAS GANAS DE VIAJAR, SALVO A SUS CITAS CASI OBLIGADAS CON LOS PRINCIPALES HIPÓDROMOS DEL MUNDO. HA ESTABLECIDO SU RESIDENCIA EN SU CIUDAD NATAL, SAN SEBASTIÁN, Y “BAJA“ A MADRID CUANDO NO LE QUEDA MÁS REMEDIO. LE GUSTA BAÑARSE A DIARIO EN LA PLAYA DE LA CONCHA Y GUARDA ENTRE SUS RECUERDOS MÁS QUERIDOS LA ESTRECHA VINCULACIÓN CON LOS PAÍSES HISPANOAMERICANOS, ESPECIALMENTE ARGENTINA Y MÉXICO.

- Javier Del Castillo

Las paredes del salón de su casa madrileña tienen mucho colorido y delatan sus tres grandes afi-ciones: los caballos, el cine y la lectura. El tiem-po tampoco ha borrado los recuerdos de sus añorados viajes con Sara por Argentina e Italia o visitando las ciudades de algunos de sus autores preferidos. En su álbum de fotos se puede ver al filósofo y escritor Fernando Savater –uno de los grandes referentes intelectuales de nuestro país– en Dublín, junto a la estatua de Oscar Wilde, o en el Hyde Park de Londes, al lado de Peter Pan.

¿Cómo recuerda San Sebastián en su infancia? ¿Sigue siendo la misma de entonces o se la han cambiado?

La playa de La Concha era el centro de todos los niños donostiarras. Yo he vivido fuera de San Sebastián, pero nunca me fui del todo. Ahora, que he vuelto para quedarme, sigo bañándome diariamente en sus aguas. La ciudad se ha conservado mejor que otras ciudades españolas. El Hotel Niza, por ejemplo, me recuerda aquella Concha de mi infancia.

Tuvo que ser duro pasear por ella rodeado de escoltas hace algunos años.

Era difícil seguir viendo la ciudad bella y hermosa a través de esa niebla de violencia. El aprecio y el amor a San Sebastián es lo que nos llevó a algunos a luchar contra los bárbaros.

¿Cómo percibe esa especie de pasión viajera que nos invade?