Namasté, Mr. Sting

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Llena estadios, ha crea­ do la banda sonora de varias generaciones, comparte conversación con las personalidades que mueven los hilosdel planeta y ha demostrado que nada ni nadie le impiden decir (y hacer) lo que piensa. O, más bien, lo que sien­ te. Por eso, tras 40 años en la cima de la industria, Gordon Matthew To­ mas Sumner, conocido popularmen­ te como Sting (Wallsend, Inglaterra, 1951) respira feliz y luce orgulloso su etiqueta de músico. Una etiqueta que, gracias a sus estudios de yoga y a su estabilidad emocional, le permite re­ fexionar y ser capaz de escribir cartas melódicas a una sociedad que parece anestesiada. «La mayoría de los pro­ blemas que tenemos se deben a la falta de conciencia. Los gobernantes están dormidos, necesitan tomarse un café», asegura desde el salón de su casa neo­ yorquina. El exlíder de Te Police está disfrutando de un breve break antes de poner rumbo a América Latina para continuar con la gira de presen­ tación de su disco más reciente (el duodécimo en solitario), 57th & 9th. El tour le hará recalar en España en el mes de julio, en el marco de tres festi­ vales: Universal Music, que le llevará al Teatro Real de Madrid coincidien­ do con el bicentenario de este templo cultural (5 de julio, universalmusic­ festival.net); Jardins Pedralbes, con un imponente escenario delante del Palau (6 de julio, www.festivalpedral­ bes.com), y Músicos en la Naturaleza, en plena sierra de Gredos, en Ávila (8 de julio, musicosenlanaturaleza.es).