¿QUÉ HACER CUANDO TODO ARDE?

16 DE JULIO DE 1945. EN EL DESIERTO JORNADA DEL MUERTO DEL ESTADO DE NUEVO MÉXICO, EE. UU., TIENE LUGAR TRINITY, LA PRIMERA PRUEBA EN LA HISTORIA DE UN ARMA ATÓMICA. LA BOMBA DE PLUTONIO TESTADA ES LA MISMA QUE SE ARROJARÁ POCO DESPUÉS EN NAGASAKI. OPPENHEIMER OBSERVA ATENTAMENTE.

- JORGE DE LOS SANTOS

La reacción de Robert Oppenheimer, el físico teórico norteamericano que había contribuido capitalmente en la construcción del artilugio, es conocida. Nada más ve elevarse el hongo atómico, musita sobrecogido un verso de la Bhagavad-gītā que él mismo había traducido del sánscrito: «Ahora soy la muerte, el destructor de los mundos». Pese a que conoce perfectamente el mecanismo físico de la utilidad que acaba de engendrarse, nada le explica el fenómeno al que acaba de asistir, nada de lo que sabe le da sentido. Tan solo, vagamente, esas palabras de la sagrada epopeya hinduista. Ahora, desde ya, nuestra alianza con la muerte es inquebrantable: no tiene vuelta atrás. Somos y estamos en estrecha e inercial colaboración con ella y además no tenemos dominio sobre el pacto que hemos firmado. Ahora, desde ya, somos el destructor de los mundos, los útiles autómatas que pueden poner fin a todo, incluso a aquello a lo que no le quieren poner fin.

AHORA EL RECORDATORIO DE ESE ABSOLUTO PODER PARA LA