ALUCINACIONES

Rishi Dhir, en declaraciones a Lisa Fields

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Había un mono posado en el soporte de goteo intravenoso a la derecha de mi cama de hospital.

Me miró con el ceño fruncido, pero no tuve miedo: esa breve visita simiesca formaba parte de mi rutina diaria.

Nunca me pregunté por qué había un mono en el hospital. No estaba lo bastante lúcido para reconocer que mi mente me estaba jugando una mala pasada.

El 24 de octubre de 2020, acudí a urgencias del hospital de Londres donde trabajaba como cirujano ortopédico. Una hora antes, había sufrido un dolor abdominal tan intenso que me tiré al suelo agonizando mientras impartía una clase de educación médica en Zoom. No podía recuperar el aliento por el dolor punzante en el abdomen. Sentía como si me clavaran un cuchillo. Tuve intensas oleadas de náuseas y luego empecé a vomitar sin parar. Tras las primeras arcadas, lo único que salía era bilis verde. Vomité durante todo el camino hasta el hospital.

Los médicos de urgencias me diagnosticaron pancreatitis necrotizante, una inflamación del páncreas que causa la muerte del tejido. Un cálculo biliar me había obstruido el conducto pancreático, lo que hizo que el páncreas se inflamara tanto que parte de él estaba muriendo.