Mantener viva la esperanza

Jane Goodall no ceja en su misión de concienciar sobre la cada vez menor biodiversidad del planeta

- Emma Gilchrist

CUANDO LA RECONOCIDA ECOLOGISTA a nivel mundial Jane Goodall visitó Victoria (Canadá), en 2022, tenía un aire de serenidad. La octogenaria caminó ante un público que había agotado las entradas, apoyándose en el hombro de un asistente y apoyándose en un bastón. Pero entonces saltó bruscamente al escenario, muy ágil, sin necesidad de bastón. "Aquella era la pobre Jane Goodall, de 88 años”, bromeó desde el mi- crófono.

La naturalista más conocida del mundo, hoy de 89 años, no se deja intimidar por nada ni por nadie. Cuando me puse en contacto con ella a través de Zoom unos meses después de su visita a Victoria, estaba en Los Ángeles, la última parada de su incesante agenda para difundir el mensaje que aprendió observando chimpancés en su hábitat natural hace décadas.

Incluso en una metrópoli en expansión como Los Ángeles, intenta encontrar pequeños rincones de naturaleza. “Si voy a un hotel y hay un árbol, a veces cambio la cama de lugar para estar ahí y ver el árbol”, explica. “Un pajarito viene a la palmera que hay detrás de la ventana. Me gusta”.

El mensaje de que formamos parte del reino animal y que todos tenemos un papel que desempeñar para salvar nuestro planeta es posiblemente más importante ahora que nunca.

Ha dicho que la esperanza es una habilidad de supervivencia que nos permite seguir adelante ante la adversidad. Últimamente se ha puesto casi de moda ser cínico, levantar las manos y decir: “Todo es inútil”. ¿Por qué cree que tanta gente parece renunciar a la esperanza hoy día?