EL VERTEDERO DEL FUTURO

Una empresa que transforma desechos provenientes de la pesca, la agricultura y la actividad forestal en productos de uso cotidiano

- Andrea McGuire

El tratamiento de desechos tal como lo imaginó el autor estadounidense de ciencia ficción Neal Stephenson en su novela de 1995 La era del diamante: Manual ilustrado para jovencitas, funcionaba así: agua y aire contaminados circulaban por una serie de depósitos mientras eran purificados lentamente.

Entre los depósitos, ocultos, rejillas de ruedas submicroscópicas similares a erizos, atrapaban moléculas de nitrógeno, agua, carbono, fósforo y otros elementos útiles. Luego estos elementos eran enviados al siguiente depósito y los contaminantes quedaban atrás como residuos. Una vez eliminada toda la arenilla y suciedad, agua limpia, nitrógeno gaseoso y otras valiosas moléculas estaban listas para ser reconstituidas con recopiladores de materia, esencialmente, impresoras 3D.

De esta manera, los residuos del mundo, transformados molécula a molécula, podían proporcionar un ilimitado suministro de alimento, ropa y artículos prácticos.

Aunque hay iniciativas en el mundo real para extraer nutrientes de aguas residuales, la visión de Stephenson es en gran medida ficción, aunque muchas veces se han predicho invenciones que luego se hicieron reales. El propio Stephenson acuñó el concepto del metaverso, una iteración de realidad virtual de internet a la que hoy aspiran personajes como Mark Zuckerberg.