El viaje de las semillas

Ya sea diente de león, bardana o haya, la mayoría de las plantas dependen de las semillas para su reproducción. Su diversidad es la prueba de sus ingeniosos trucos para conquistar nuevos hábitats

- Alexandra Rigos

1 ATRAPAVIENTOS Las semillas individuales del diente de león tienen un paraguas volador para disponer de una gran superficie y volar largas distancias.

2 CATAPULTA El pericarpio de la balsamina está en tensión. Cuando los carpelos individuales se tocan, ruedan hacia dentro a gran velocidad y catapultan las semillas a varios metros de distancia.

YA SEAN PEQUEÑAS como una mota de polvo, pesadas como un bolo, equipadas con alas o paracaídas o armadas con púas, las semillas siempre tienen el mismo propósito: la preservación de su especie. El principio de enviar a la descendencia a realizar un viaje se originó hace unos 370 millones de años.

Las plantas con raíces se enfrentan a un gran desafío para reproducirse: tienen que enviar a sus crías a lugares lejanos para conquistar nuevos hábitats. Gracias a la semilla, las plantas superan su falta de movilidad. Con ayuda de este kit de supervivencia, que consta de una concha, el embrión de la planta real y un suministro de alimentos, pueden viajar a través del espacio y del tiempo.

Se pueden distinguir cuatro formas para transportar las semillas: viento, agua, animales o la propia energía de la planta. Muchos crecimientos también se basan en una combinación de varias estrategias.