EXOESQUELETOS PARA CAMINAR

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- Lisa Bendall

Los pacientes pueden utilizar los exoesqueletos para moverse con mayor libertad.

TECNOLOGÍA El uno por ciento de la población de Occidente usa silla de ruedas, más de 11 millones de individuos solo en Europa y Norteamérica. Jean-Louis Constanza, ingeniero parisino especialista en robótica, es padre de uno de ellos.

Cuando era un niño, Oscar, hoy de 17 años, le pidió a su padre que construyera un robot que pudiera ayudarlo a caminar. Constanza sabía que existían empresas que fabricaban exoesqueletos biónicos para ese fin, pero había limitaciones. Los usuarios necesitaban muletas para mantener el equilibrio y el riesgo de caer era alto. "La marcha humanoide es uno de los desafíos más complejos de la robótica", comenta Constanza.

Hace diez años, se asoció con otros dos ingenieros; uno de ellos tenía familiares con la misma discapacidad que Oscar y había trabajado en el desarrollo de un exoesqueleto mecánico que pudiera ser controlado sin usar las manos.

El trío formó la empresa Wandercraft y lanzó su primer prototipo a finales de 2016. Tres años más tarde, Wandercraft ya vendía exoesqueletos a centros de rehabilitación, donde los pacientes podían aprovecharse de los beneficios de estar en vertical, como una mejor postura y menos llagas por efecto de la presión.

El equipo, con el respaldo de algunos inversores, trabaja ahora con una nueva meta: un exoesqueleto personal que se puede utilizar en el hogar o en exterior y que da al usuario más libertad.