Barbería para mujeres

EL OTRO DÍA me cortaron el pelo en una barbería de hombres. Sé que es raro para una mujer de mediana edad, pero me negué a desembolsar diez veces más de lo que paga mi marido por cortarme el pelo.

- Patricia Pearson

He envidiado a mi marido durante años en este sentido, la manera en  en Toronto, como si tuviera todo el derecho de estar ahí. Sin necesidad de pedir cita.

Era un salón sencillo lleno de viejas sillas de vinilo y montones de revistas deportivas. Enzo asintió de forma cortés cuando me espió en una silla en el área de espera. Al no parecer sorprendido por mi presencia, me di cuenta de que todo tenía que ver con mi autoconfianza: para liberarme de los salones de belleza de mujeres, solo tenía que superar el hecho de que había entrado en una peluquería de hombres.

PENSABA QUE LA SOLUCIÓN ERA ENCONTRAR A UNA ESTILISTA CON SUPERPODERES.

Durante años, ir a la peluquería me había parecido una experiencia profundamente tormentosa. Tengo el cabello muy lacio y muy fino, y menos ahora que estoy en la cincuentena. Simplemente no hay nada que pueda hacer con él. A menos que tus pómulos sean visibles y tengas una barbilla pequeña y marcada, este tipo de pelo va a ser la pesadilla de tu existencia sin importar cuánto gastes en él. Cuando era más joven, pensaba que era cuestión de encontrar a la estilista correcta con superpoderes especiales. Cada ciertos meses, entraba en una peluquería diferente con esperanzas renovadas y me registraba con una recepcionista que encontraba la manera de hacerme sentir como una causa perdida.