COMO DECIR ADIOS A LA TIMIDEZ

“Es que soy muy tímida”. ¿Repites o escuchas esta frase muy a menudo? ¿El miedo te paraliza cuando te debes enfrentar a determinadas relaciones sociales? ¿O sufres al ver lo mucho que le cuesta a una persona querida relacionarse con naturalidad? Tranquila, la timidez se puede superar. Te contamos cómo.

- INMA COCA

La timidez no es una patología como tal, aunque, en ocasiones, limita nuestro desarrollo social e, incluso, afectivo. Se trata más bien de un sentimiento o un rasgo de nuestra personalidad que, en la mayoría de los casos, marca la evolución de una persona desde su infancia.

Que un niño no se atreva a preguntar en clase una duda o que no se sienta cómodo en un parque rodeado de compañeros a los que no conoce, o que un adulto vea cómo se le escapan oportunidades laborales por ese miedo e inseguridad que marca la timidez. En estas situaciones, el ser tímido está limitando a quien la padece, y hace que se le desarrolle una sensación de frustración e inseguridad que se acentúa con el paso del tiempo.

BUSCANDO EL ORIGEN

Tras una timidez extrema, siempre hay una tremenda falta de seguridad en uno mismo. El ser el foco de atención es una situación insoportable para estas personas, aunque sea en un pequeño grupo.

No conseguir mirar a los ojos cuando habla o agachar la cabeza cuando se dirigen a otros son algunas de las conductas más habituales, pero estas personas también sufren después, cuando se lamentan de la oportunidad que han perdido.

Las personas tímidas no solo no creen en ellas, sino que le dan un valor excesivo a la opinión y los valores de los demás. Aplauden cualquier idea o discurso y evitan de cualquier modo dar su punto de vista por vergüenza y miedo al fracaso.