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¿Por qué mi violación fue anticlimática?
Cosmopolitan en Español - México
|Noviembre 15 - 2018
Después de haber sido atacada, Laura Hunter-Thomas no lloró, ni lo reportó, ni reaccionó como todos pensaron que lo haría. Entonces ¿por qué las reacciones de la gente la hicieron sentir más ultrajada que su violador?

Conocí a mi violador en un lugar muy inusual: en un bar gay. Fue en la primavera del 2015 y estudiaba en la Universidad de Columbia, Nueva York. Mis amigos (la mayoría eran hombres gais) y yo nos dirigimos al bar Suite, en la avenida Ámsterdam, a siete calles del campus. Hasta que conocí a mi violador, era una noche cualquiera: un grupo de amigos disfrutando de un buen rato juntos, en un ambiente que nos hacía sentir seguros y cómodos. Mis amigos se sentían como en casa en Suite por obvias razones, y yo me sentía contenta y aliviada de no tener que andarme cuidando de las miradas penetrantes de los hombres. En ese entonces no sabía que un predador estaba justo aprovechándose de esa falsa sensación de seguridad para facilitar su ataque.
No recuerdo mucho acerca de él. Sé que era alto, delgado y de piel morena. Se veía arreglado y presentable, aunque no muy guapo. Recuerdo que se acercó con un grupo de hombres y por eso asumí que era gay; también por eso no me preocupé cuando comenzó a hablar conmigo. Dejé que me invitara un trago y no sentí la necesidad de seguir el mismo protocolo de acompañarlo al bar para ver cómo preparaban mi bebida, antes de recogerla directamente de las manos del bartender.
Cette histoire est tirée de l'édition Noviembre 15 - 2018 de Cosmopolitan en Español - México.
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