UNA SINFONÍA ENTRE MONTAÑAS

ENMARCADA POR LOS ALPES AUSTRIACOS Y ATRAVESADA POR EL RÍO SALZACH, LA CIUDAD NATAL DE MOZART ES UNA MELODÍA DE CALLES MEDIEVALES QUE SE PIERDEN ENTRE IGLESIAS BARROCAS.

- Elena Ortega

Durante siglos, Salzburgo fue un pequeño pero poderoso principado eclesiástico gobernado por príncipes-arzobispos, figuras que ostentaban tanto el poder político como el religioso. Bajo su dominio, el floreciente comercio de la sal dio nombre y forma a la urbe a través de majestuosos palacios e iglesias. Un legado patrimonial al que se sumó la música, aún hoy omnipresente en cada uno de sus rincones, especialmente durante el verano, con eventos como el reputado Festival de Salzburgo o el de Siemens y sus conciertos gratuitos en Kapitelplatz. Las notas musicales también se cuelan en cafés, plazas y jardines como los de Mirabell, donde, bajo una iluminación especial, hay conciertos gratuitos al aire libre de música tradicional de instrumentos de viento todos los miércoles de verano. En este lugar se filmó una de las escenas más memorables de Sonrisas y lágrimas, película que este año celebra su 60 aniversario con visitas guiadas, paseos en bicicleta y talleres de repostería. Otro escenario icónico vinculado a la familia Trappes el palacio Leopoldskron, la cuna de los festivales de Salzburgo.