JAMAICA EL REFUGIO DE LAS BUENAS VIBRACIONES

La isla del reggae, el ron y los rastafaris es mucho más que un paraíso tropical agraciado con playas coralinas, cafetales y caña de azúcar. En sus pliegues menos explorados se esconden rincones donde vivir experiencias que conectan con la naturaleza y empaparse de su contagiosa filosofía del disfrute.

-  Noelia Ferreiro

Fue un grito por la paz que traspasó las fronteras de Jamaica. Aquella noche estrellada, más de 30.000 almas unieron sus voces en el Estadio Nacional de Kingston, en medio de un amargo conflicto político que empujaba al país a la guerra civil. En un momento dado, ante la multitud enfebrecida, Bob Marley llevó a los dos líderes rivales al escenario y les hizo estrechar sus manos. Fue el 22 de abril de 1978, se llamó One Love Peace y se convirtió en el concierto de reggae más legendario de todos los tiempos.

Doble página anterior: mural de Bob Marley en el museo del músico. En esta doble, arriba: estatua en el museo. Derecha: hotel Jamaica Inn y Devon House.

Ahora que han pasado más de cuatro décadas, y que la humanidad sigue transitando por senderos de división, el cine rescata ese instante en la recién estrenada película One Love, dirigida por Reinaldo Marcus Green. Un biopic que, más que en la vida y obra del rey del rastafarismo, pone el foco en la repercusión universal de tal gesto. Porque aquella exaltación de la música y la libertad, aquella congregación de estrellas entre las que también figuraban Peter Tosh, Jacob Miller, Dennis Brown y Ras Michael and the Sons of Negus, supuso, ante todo, un destello de esperanza: cuando la vida parece abocada al abismo, everything is gonna be all right, como clama la célebre canción.

Esta capacidad para dejarse fluir, incluso ante la adversidad, resume la esencia de la que ha sido llamada, muy acertadamente, la isla del no problem. Puede que en Jamaica los parámetros del bienestar no sean precisamente los de Noruega, pero su omnipresente aura de buen rollo parece regir la existencia. Algo así como un