La Mamounia, cien años de la Gran Dama

El emblemático hotel-palacio de La Mamounia, en Marrakech, se reinventa para su centenario sin traicionar la esencia.

- Josep  M. Palau Riberaygua

Atravesar las arcadas de acceso a La Mamounia supone dejar atrás el bullicio constante de la medina de Marrakech y aden trarse en un universo de lujo, frescor y silencio donde el único rumor es el de las fuentes que decoran los diversos espacios. Este hotel palaciego celebra ahora su centenario, a pesar de que su historia se remonta al siglo XVII, cuando el príncipe Mamoun recibió los míticos jardines del actual hotel como regalo, un lugar que utilizaba para celebrar grandes fiestas o nzaha. Pasaron doscientos años más antes de que allí se construyera un palacio y diversos riads, ocultos entre la vegetación, que con el tiempo acabarían convirtiéndose en parte de este exclusivo alojamiento frecuentado por personajes como Winston Churchill, que se refugiaba en él para huir de sus responsabilidades políticas y dedicarse a la pintura. Precisamente, es al primer ministro inglés a quien se dedica uno de los espacios renovados para el centenario, un bar que lleva su nombre y que recuerda los suntuosos vagones del Orient Express, sutil referencia a la relación de los propietarios con el negocio del ferrocarril. Justo al lado, abre sus puertas un cine privado de 20 butacas ideal para presentaciones o eventos.