La Centroamérica más desconocida

Nos embarcamos en un periplo por El Salvador, Nicaragua y Honduras para surfear olas perfectas, escalar volcanes en plena ebullición, explorar secretos mayas, mezclarnos con la vida de ciudades coloniales y adentrarnos en bosques salvajes al encuentro de su fauna exótica.

- Elena Ortega

Mis nervios y mis emociones pesan a partes iguales. ¿Cómo se me ocurrió emprender este viaje? “Calla, no digas tonterías. ¡Lo tuyo es la acción!”, silencia mi cerebro las dudas mientras salgo del aeropuerto de San Salvador. Cualquier otra incertidumbre se disipa mientras recorremos la carretera Panamericana, salpicada por puestos de pupusas, de camino al sitio arqueológico de Joya de Cerén. La aventura no ha hecho más que comenzar.

El Salvador, Nicaragua y Honduras tal vez salgan más en las noticias que en guías de viaje, pero estos países no paran de cambiar, y actualmente son muy frecuentados por mochileros en busca de lugares remotos y viajeros que exprimen la vida en paraísos de ensueño. Estas tierras pobladas por vegetación tropical están bañadas por aguas de infinitos azules, con las adrenalínicas olas del Pacífico a un lado y las suaves caricias del mar Caribe al otro. Un puente natural entre América del Norte y América del Sur que esconde importantes ruinas mayas, coloridas ciudades coloniales, lagos moteados por islas, volcanes humeantes y parajes vírgenes donde habitan osos hormigueros, monos aulladores, tucanes, quetzales y otras aves de mil tonalidades.

EL PULGARCITO DE AMÉRICA