Reflejos de Al-Ula

El lugar donde se unían las Rutas del Incienso y la Seda, Al-Ula, en Arabia Saudí, se prepara para ser uno de los destinos turísticos más exclusivos y sostenibles.

- Manena Munar Krohn

Alaterrizar en Al-Ula, provincia de Medina, paralela al mar Rojo y situada al noroeste de Arabia Saudí, su aeropuerto ofrece un adelanto de lo que vendrá después. Fotos de construcciones nabateas, de formaciones inimaginables en el desierto y fértiles oasis se salpican por las salas. La sensación de descubrir algo apasionante va tomando cuerpo al salir, ya de noche, y ver un cielo con más estrellas que ninguno. Antes de continuar con el relato conviene aclarar cómo Arabia Saudí ha decidido abrirse al turismo dentro de un proyecto sostenible que apuesta por combinar con criterio tradición y modernidad. Para ello ha elegido algunas regiones atractivas, de un país en el que caben seis Españas. Una de ellas es la de Al-Ula, que unía la Ruta del Incienso, en tiempos más valorado que el oro, con la de la Seda, el tejido más deseado.

Doble página anterior: espejos del Maraya Concert Hall, reflejando el cañón del valle Ashar. Izquierda: Jabal Alfil, la roca con forma de elefante en Hegra y música en el desierto de Al-Ula. Derecha: una de las muchas obras de arte del hotel Habitas.

Oro, incienso y mirra llevaban los Reyes Magos en sus alforjas